En el mundo empresarial contemporáneo, las decisiones financieras y fiscales no solo afectan el presente, sino que también dejan una huella duradera en las generaciones futuras. El concepto de «impuesto intergeneracional» surge de esta premisa, refiriéndose a las obligaciones fiscales y financieras que las generaciones futuras heredarán como resultado de las acciones y políticas actuales.
Si bien este término puede no ser familiar para muchos en el mundo empresarial, comprender su significado y consecuencias es crucial para la planificación estratégica a largo plazo.
¿Qué es el impuesto intergeneracional?
El impuesto intergeneracional es una nueva cotización que se está aplicando desde el 1 de enero de 2023 a todas las empresas y trabajadores que cotizan por la contingencia de jubilación. Su objetivo es reforzar la sostenibilidad del sistema de pensiones y equilibrar el esfuerzo entre las distintas generaciones de contribuyentes.
Este impuesto sustituye al anterior factor de sostenibilidad, que se basaba en ajustar la cuantía de las pensiones en función de la esperanza de vida. El impuesto intergeneracional, en cambio, se basa en incrementar los ingresos del sistema mediante una cotización adicional que se destina al Fondo de Reserva de la Seguridad Social.
El impuesto intergeneracional se irá incrementando progresivamente hasta alcanzar el 1,2% en 2029, repartido entre el empleador (1%) y el empleado (0,2%). Esto significa que, por ejemplo, para una base de cotización de 2.000 euros al mes, se
¿Qué ventajas e inconvenientes tiene el impuesto intergeneracional?
El impuesto intergeneracional tiene como principal ventaja su contribución en garantizar la viabilidad del sistema de pensiones, que se enfrenta a un gran reto demográfico por el envejecimiento de la población y la baja natalidad. Según el Gobierno, con esta medida se recaudarán unos 40.000 millones de euros extra en los próximos diez años, que se sumarán al Fondo de Reserva, que actualmente está casi agotado.
Además, el impuesto intergeneracional tiene un carácter solidario, ya que pretende repartir el coste de las pensiones entre las distintas generaciones de trabajadores, evitando que recaiga sólo sobre los futuros jubilados. Así, se busca preservar el principio de equidad intergeneracional, que es uno de los pilares del sistema público de pensiones.
Sin embargo, el impuesto intergeneracional también tiene algunos inconvenientes, sobre todo para las empresas y los trabajadores. Por un lado, supone un aumento de los costes laborales, que puede afectar a la competitividad y a la rentabilidad de las empresas, especialmente de las pymes, que son las que más empleo generan. Por otro lado, supone una reducción del salario neto de los trabajadores, que verán disminuido su poder adquisitivo y su capacidad de ahorro.
¿Cómo adaptarse al impuesto intergeneracional?
El impuesto intergeneracional es una realidad que afecta a todas las empresas y trabajadores que cotizan por la contingencia de jubilación. Por eso, es importante adaptarse a este nuevo escenario y tomar algunas medidas para minimizar su impacto y optimizar la gestión de los recursos.
Una de las medidas que pueden tomar las empresas es revisar sus políticas de retribución y compensación, buscando fórmulas que permitan incentivar y retener al talento sin incrementar los costes laborales. Por ejemplo, se puede optar por ofrecer beneficios sociales, como planes de pensiones, seguros médicos, formación, etc., que tienen un menor coste fiscal que el salario directo.
Otra medida que pueden tomar las empresas es digitalizar sus procesos de facturación y gestión administrativa, aprovechando las ventajas que ofrece el software de facturación electrónica. Con este tipo de herramientas, se puede simplificar el envío y la recepción de facturas y otros documentos electrónicos, cumpliendo con las normativas locales de cada país, y ahorrando tiempo y dinero.
Por su parte, los trabajadores también pueden tomar algunas medidas para adaptarse al impuesto intergeneracional y mejorar su situación financiera. Una de ellas es planificar su jubilación con antelación, analizando sus expectativas de ingresos y gastos, y buscando alternativas de ahorro e inversión que les permitan complementar su pensión pública. Otra medida es formarse continuamente y reciclarse profesionalmente, para aumentar su empleabilidad y sus oportunidades de desarrollo.